Saltar al contenido

El cuidado pastoral en clave trinitaria

El cuidado pastoral brota del corazón del Dios Trino que nos amó en Jesucristo su Hijo y dio de su Espíritu, para compartir en comunión su amoroso cuidado. Creemos en un Dios que vive en comunión relacional. Él no es un Dios aislado y distante de su creación sino que vive continuamente en relación y comunión con ella, especialmente con los seres humanos hechos a su imagen y semejanza. Esta dimensión de comunión en relación del Dios Trino es la fuente del cuidado pastoral.

Palabras clave:

Cuidado pastoral, Dios Trino, Comunión relacional

“En el corazón del misterio del Dios trino está el hecho de que los Tres moran el uno en el otro en amor y se extienden a la humanidad, llamándonos a compartir su amorosa comunión.”[1]

Introducción

El presente escrito es una invitación a reflexionar en la Trinidad de un modo diferente, trata sobre una Trinidad menos abstracta, más práctica y conectada con la realidad, que tiene el potencial de renovar nuestra visión del ministerio y del cuidado pastoral, que agrega la dimensión de comunión relacional que la enriquece y fortalece.

Es muy probable que cuando escuchamos del cuidado pastoral, la mayoría de nosotros pensemos en algún tipo de orientación sicológica para semejante tarea, la cual no rechazo. Pero la teología del siglo XXI ha retomado aspectos esenciales casi olvidados de la Trinidad que nos serán muy útiles para profundizar nuestro entendimiento del cuidado pastoral en clave Trinitaria, ya que Dios existe en relación y comunión consigo mismo y su creación.

La teología cristiana está llamada a servir a la iglesia. Y la doctrina Trinitaria entendida como comunión relacional, que es la expresión de un Dios de amor nos ayuda a servir amorosa y relacionalmente a nuestras congregaciones y al mundo.

El contexto posmoderno actual es un contexto ideal para las relaciones. Nuestra generación tiene hambre de relaciones y comunión significativas. El enfoque relacional del cuidado pastoral que surge de nuestro entendimiento del Dios Trino responde a esta necesidad, pero la completa y la supera.

Relacionalidad, comunión y Trinidad

La Trinidad es esencialmente relacionalidad. A diferencia de la propuesta Trinitaria ontológica (inmanente), es la relación no la sustancia que ocupa el lugar central de nuestro entendimiento sobre la Trinidad. Enfoque que se conoce también como Trinidad económica. “La teología Trinitaria podría ser descrita por excelencia como una teología relacional, que explora los misterios del amor, relación, personalidad y comunión dentro del marco de la auto revelación de Dios en la persona de Cristo y la actividad del Espíritu.”[2] Este enfoque sobre la comunión relacional Trinitaria se torna revolucionario para cualquier enfoque del cuidado pastoral y asesoramiento que pretenda ser relevante para la tarea pastoral en el siglo XXI.

Desde esta perspectiva la comunión relacional Trinitaria se convierte en la fuente principal de nuestro enfoque del cuidado pastoral. Por esto mismo, el nuevo enfoque de la doctrina de la Trinidad tiene el potencial para hacer una contribución importantísima a la teoría y práctica del cuidado pastoral para el siglo XXI.

Dios existe en comunión, como lo expresaron los antiguos padres griegos de la iglesia Dios es hypostasis en koinonia-. Este entendimiento de la Trinidad de los teólogos Capadocios del siglo IV d. C., nos ofrece una comprensión relacional de Dios Trino.[3] A partir de este entendimiento teológico de Dios entendemos que las personas existen en comunión. Es decir, la vida humana expresa su verdadera naturaleza y significado cuando las personas se reúnen en un compañerismo, comunión y relación de amor.

Como los describieron los Capadocios: “La base de la vida divina se encuentra en la eterna perichoresis del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La inhabitación mutua de los Tres se une en un compañerismo o comunión de un tipo especial y único.”[4]  Esta lo consideraremos como una noción eje de la Trinidad. A su vez es un llamado del Dios Trino para imitar: vivir y coexistir imitando la vida de Dios.

Como se ha mencionado más arriba Dios existe en comunión, pero es comunión abierta. Él no está encerrado en sí mismo. Y nosotros fuimos creados a su imagen y semejanza. Las personas Trinitarias no son seres aislados o solitarios. Ser persona es estar en relación, pero en relación abierta. Según LaCugna, esta relacionalidad se expresa en nociones de intersubjetividad, éxtasis y catolicidad.

Intersubjetividad

El filósofo Martin Buber hace una importante contribución a la noción de intersubjetividad. Él habla de las relaciones dialógicas Yo-Tú. Los filósofos dialógicos como él indican que la identidad del ser humano crece a través de sus interacciones interpersonales. Esta dimensión intersubjetiva la vemos en Génesis en la ceración del ser humano, a quien Dios lo hizo a su “imagen y semejanza”, varón y hembra (Génesis 1:27). El hombre y la mujer forman juntos un ser humano que vive y coexiste en comunión, en relación y compañerismo. Es así como ambos encuentran una identidad compartida y no aparte de esto. Ambos, varón y mujer crecen en su mutua interacción.

También, el Cuerpo de Cristo se expresa en comunión intersubjetiva: “De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” (Efesios 4:16 RV60).

Éxtasis

Es otra dimensión de la comunión Divina y humana. Éxtasis se refiere a la capacidad de auto trascender. Significa que ser una persona es ir más allá de uno mismo, salir y alcanzar a otros en amor. Dios es amor, por tanto, su naturaleza es comunicarse a sí mismo al mundo. Como lo expresa el Evangelio de Juan, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito…” (Juan 3:16ª RV 60). Dios sale de sí mismo y se abre al encuentro y comunión con sus criaturas: “Como me envió el Padre…” dice Jesús, lo que se observa en otros pasajes con la misma idea (20:21b RV 60, cf. 6:57;17:18).

El Espíritu en Hechos empodera e impulsa a la Iglesia para salir de sí misma de Jerusalén a Judea, a Samaria y hasta lo último de la tierra.

Catolicidad

El tercer aspecto, es catolicidad. Esto significa que la persona es la totalidad de una naturaleza. La frase de la película, La lista de Schindler: “Quien salva a un hombre, salva a toda la humanidad” expresa esta idea.

Por otro lado, Juan Wesley en su sermón “El Espíritu del catolicismo” desarrolla la idea de catolicidad “evangélica”, la cual expresa la necesidad de apertura y aceptación en las relaciones interpersonales basadas en el amor. En su sermón discute asuntos propios de la época bajo el principio de catolicidad. Dios es amor y por tanto la naturaleza de Dios es comunicarse a sí mismo a toda criatura. “El Dios viviente es el Dios que está vivo en relación, vivo en comunión con la creación, vivo con el deseo para unión con todas sus criaturas.”[5] Y todo esto es la antítesis de la autosuficiencia.

LaCugna resume su entendimiento de la Trinidad diciendo: “Dios alcanza en amor al mundo a través de Jesucristo y el Espíritu y nos invita a compartir en la comunión del amor de Dios.”[6] Se trata de una nueva forma de mirar las acciones de Dios en el mundo.

Paul Fiddes. ve en la Trinidad un evento de relaciones. O bien un movimiento de relaciones, o tres movimientos de relaciones subsistiendo en un evento. La luz que nos da Fiddes es que comunica la idea de participación. Es decir: “Dios nos alcanza en amor, a través de Cristo y en el poder del Espíritu invitándonos al evento de las relaciones divinas.”[7]

Participación

El Dios Trino nunca actúa solo. Dios siempre ha actuado conjuntamente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La revelación de Dios plena en Jesucristo y el don del Espíritu lo ha hecho más que evidente. El bautismo de Jesús es un ejemplo claro de esta actuación conjunta de la Trinidad (Mt. 4:16-17; par. Mr. 1:9-11; Lc. 3:21-22). David Cunningham usa el término participación para describir este evento de relaciones. Participación, es una virtud Trinitaria que marca nuestra existencia humana.[8]

La Trinidad es un compañerismo abierto de amor que nos invita entrar con él por el camino del Hijo (Jn. 14:6) y la comunión del Espíritu Santo (Hech. 2:1-4). Dios nos invita a entrar a este compañerismo. Jesús en Juan nos recuerda esto cuando dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí.” (Juan 14:6 RV60).

Trinidad y Cuidado pastoral

Este entendimiento de la doctrina de la Trinidad, renueva y enriquece el ministerio del cuidado pastoral en nuestras congregaciones. ¿Qué elementos lo constituyen? Son variados. Veremos algunos de ellos. Pero antes es importante tener en mente una definición del cuidado pastoral en clave Trinitaria. La siguiente puede ser una: entendemos cuidado pastoral como el cuidado amoroso de la creación por parte del Dios Trino, que se ha revelado plenamente en Jesucristo en la comunión del Espíritu Santo.

El término cuidado pastoral se compone de dos vocablos: cuidado y pastoral. El segundo vocablo arroja luz para entender la motivación del cuidado. Muchos pastores y sus iglesias están en una continua tensión en su quehacer pastoral por los muchos y variados modelos. “Entre los diferentes modelos contemporáneos: el predicador de televisión y redes sociales,  el pastor de mega iglesia, el gigante del púlpito y como el más “pequeño” está el pastor.”[9] ¿Cuál escoger entre todos ellos? Dependiendo del contexto donde servimos alguno de estos modelos estará más presente que los otros. Pero, creo que el modelo del “pastor” agrega algo sustancial e insustituible al que no deberíamos renunciar, sino recuperarlo en toda dimensión bíblica y teológica.

El pastor. El término pastor y el papel de ser el pastor de un rebaño parece tener poca relevancia hoy día. Éste sigue siendo un modelo bíblico válido para el ministerio. Y es importante considerarlo en una época donde el aspecto administrativo y la eficiencia se colocan sobre el cuidado y la compasión.

El término pastor “deriva del latín pascere o pastor. Y significa alimentar [o nutrir]. Sugiere un acercamiento holístico a un ministerio que es tanto antiguo como contemporáneo.”[10] 1 Pedro 5:1-4, presenta una descripción sustancial del cuidado pastoral en la Iglesia primitiva. Veamos el pasaje:

  1. A los ancianos que están entre ustedes, yo, que soy anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe con ellos de la gloria que se ha de revelar, les ruego esto:
  2. cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere.
  3. No sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño.
  4. Así, cuando aparezca el Pastor supremo, ustedes recibirán la inmarcesible corona de gloria. (NVI).

Aquí no vemos descripción de algún tipo de ministerio, como profetas o maestros, sino se trata de un tipo de ministerio pastoral que cubre los demás ministerios y los orienta adecuadamente.

En el pasaje, Pedro menciona en referencia al ministerio pastoral a Jesús como el “Pastor supremo”. Y la razón principal de esto es que la iglesia primitiva vio la vida y ministerio de Jesús como fuente y continuación de su ministerio. Jesús es “el buen pastor” (Juan 10:11). Si perdemos esta dimensión cristológica, “perdemos también su premisa teológica central.”[11]

Como Jesús el ministerio del cuidado pastoral incluye aspectos relacionales profundos como son: sanidad, compasión, reconciliación, etc. Jesús el gran pastor, es parte de la Trinidad, proviene de ella y del tipo de relaciones Trinitarias que involucran comunión, compañerismo, diferenciación, etc.

Diferenciación

Las personas Trinitarias, no se confunden (herejía sabeliana), se diferencian. En nuestra reflexión trinitaria las personas en Dios necesitan espacio y diferenciación, de la misma manera lo necesitan los seres humanos que han sido creados a su imagen. Por esto, la visitación pastoral y toda actividad que involucra requiere que se establezca esta sana diferenciación. Existe en Dios Trino unidad, pero también diferenciación.

El cuidado pastoral involucra acercamiento, pero sin sofocar o manipular. Es un acercamiento que guarda una distancia física, pero sobre todo de carácter emocional saludable. No hay apegos insanos. Cualquier apego termina por debilitar o destruir el compañerismo y cuidado pastoral.

El paternalismo es otro error que debemos en el cuidado pastoral. Es una inclinación por tratar al otro en la relación como un menor de edad. Obstaculiza la madurez. El cuidado pastoral tiene como uno de sus propósitos principales provocar la madurez del carácter cristiano, como dice el apóstol Pablo respecto del cuidado: “a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre [ser humano].” (Col. 1:28c RVR60).

Cercanía

No hay tres personas en la Trinidad, cada una operando desde su propia particularidad. Dentro de ella hay un propósito de unidad y propósito sin que las personas trinitarias se confundan. Las tres personas Trinitarias operan polifónicamente, para mencionar este término musical como metáfora. Esta metáfora musical ilustra la sincronía de las diferentes personas de la Trinidad, pero sin confundirse. Padre, Hijo y Espíritu Santo viven en cercanía y comunión, pero nunca se confunden.

Entendiendo la metáfora de la polifonía como una forma de cercanía de las relaciones Trinitarias nos arroja luz para un buen entendimiento del cuidado pastoral. El cuidado pastoral se hace en la cercanía, cara a cara, persona a persona, no a la distancia. En la era digital necesitamos traer esto en mente constantemente. Porque Dios mismo que se hizo carne y cercano a la humanidad para salvarla hizo su morada con nosotros. (Juan 1:14). Estrictamente hablando, no hay cuidado pastoral digitalizado a la distancia. Durante la Pandemia de COVID-19, fue, en el mejor de los casos, un paso previo al cuidado pastoral presencial, pero nunca la sustituyó.

Un aspecto integral del cuidado pastoral es el uso de lenguaje. Un axioma de la comunicación establecido por Paul Watzlawick es: “no podemos no comunicar”. Ya sea que el cuidado pastoral se exprese cada domingo en un sermón, la Santa Cena, o bien con la presencia del pastor en un funeral, se echa mano del lenguaje verbal o no verbal. Simplemente la presencia del pastor sin hablar expresa algo muy importante: estoy aquí, me importa lo que te pasa. Pero, sobre todo, quiero recordarte que Dios no te ha dejado solo, Él te sigue amando y está contigo.

Comunión

Es el tercer elemento del cuidado pastoral. Como la naturaleza Divina es comunión en relación, así también lo debe ser el cuidado pastoral. No es suficiente la cercanía, sino que involucre comunión. En la era digital el asunto del teléfono celular nos aísla y separa con los que estamos reunidos. Estamos presentes, pero no hay vínculo personal o comunión. El Salmo 133 es una ventana a este tipo de comunión y compañerismo que tanto necesitamos: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (vv1 RVR, 2018).

El Nuevo Testamento establece que la comunión divina es una de las funciones primordiales del Espíritu Santo. El Apóstol Pablo le escribe a los Corintios: “…y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros. Amén.” (1 Cor. 13:13 b RVR60). Su función hace posible la comunión de los creyentes. Por esto mismo, el Espíritu tiene una función vital en el cuidado pastoral. Sin la mediación del Espíritu el cuidado pastoral se desvanece. Pero su participación logra lo que humanamente no es posible: koinonía.

El libro de los Hechos de los Apóstoles en 2:42 escribe: “Y se ocupaban asiduamente en la enseñanza…, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” (RVR 2018). Comunión no es simplemente armonía, no es una obra humana, sino un don del Espíritu de Dios. Y sólo Él lo hace posible.

Conclusión

Es un buen momento para afirmar la herencia bíblico-teológica del cuidad pastoral como expresión del Dios Trino de cuidado amoroso. Comunión, cercanía y distancia son categorías de una lectura Trinitaria que nos colocan en el mismo corazón y fuente del cuidado pastoral.


Dr. Marco Antonio Velasco Sosa

Oriundo de México. Vicerrector Académico del Seminario Nazareno de las Américas. Hizo sus estudios teológicos de Bach. Teología en el Instituto Bíblico Nazareno, un Master of Arts en Point Loma Nazarene University, un Doctorado en Ministerio en el Nazarene Theological Seminary de Kansas City. Ha servido como pastor, profesor, vicerrector académico de SENDAS.


Referencias
[1] Pembroke, N. Renewing pastoral practice: Trinitarian perspectives on pastoral care and counselling. USA: ASHGATE, 2006. P. 1

[2] Ibid., p. 7

[3] Ibid., p. 9

[4] Ibid., p. 10

[5] Ibid., p. 11

[6] Ibid., p. 11

[7] Ibid., p. 13

[8] Ibid., p. 13

[9] Si el lector desea leer más sobre los diferentes modelos puede consultar: Fundamentos del Cuidado Pastoral de  Bruce, L. Petersen. Casa Nazarena de Publicaciones. Lenexa. K.C. MO. 2014.

[10] Petersen, p. 13.

[11] Ibid., p. 15

Bibliografía

  • Fairbairn, D. Vida en la Trinidad. Una introducción a la Teología con la ayuda de los Padres de la Iglesia. Barcelona: Editorial CLÍE. 2022.
  • Lacueva, F. Espiritualidad Trinitaria. Terrasa, Barcelona. Editorial: CLÍE. 1983.
  • LaCugna, C. God for us: the Trinity and Christian life. San Francisco. HarperSan Fco. 1991.
  • Moltmann, J. La Fuerza Reconciliadora de la Trinidad. De la Potenza reconciliatrice della Trinita, II Regno, 28 (1983) 35-40.

___________, Trinidad y Reino de Dios. La doctrina sobre Dios. Salamanca. Ediciones Sígueme. 1986.

  • Noble. Th. Holy Trinity: Holy People. The historic Doctrine of Christian Perfecting. CASCADE Books. OREGON, 2013.
  • Pembroke, N. Renewing pastoral practice: Trinitarian perspectives on pastoral care and counselling. USA: ASHGATE, 2006.
  • Petersen, B. L.. Fundamentos del Cuidado Pastoral. Casa Nazarena de Publicaciones. Lenexa. K.C. MO. 2014.
  • Rohr, R. La Danza Divina. La Trinidad y Tu Transformación. NK, PA:WH, 2017.
  • Thomas Hopko. Espiritualidad cristiana. Desde los orígenes hasta el siglo XII. Buenos Aires: Editorial LUMEN. Cap. 11.
  • Zizioulas, I. Comunión y Alteridad. Persona e Iglesia. Salamanca: Ediciones SÍGUEME. 2009.

Publicado enTeología Pastoral