Isaías 65:15b-25; 10:13-11:9 A muchos les cuesta reconocer que la paz, como dadiva divina, tiene que pasar por la justicia, y esta es responsabilidad nuestra. No hay manera de echar esa carga sobre otros que no sean los seres humanos. Dios nos regala el don de la paz, pero tenemos que asegurarla con nuestras acciones de justicia, pues eso es lo que nos demanda. Justicia y paz son tareas humanas, pero no pueden hacerse realidad si Dios no está presente en esa acción. La Biblia, obra divino-humana, nos recuerda que solo en la conjugación de esfuerzos divino-humanos se puede lograr una sociedad donde justicia y paz reinen. Los profetas así lo constatan, e Isaías parece ser el campeón de ese tema. Palabras clave Paz, justicia Introducción En el Salmo 82 se afirma que Dios, en un acto de valor divino, se levanta en la asamblea de los dioses y los…
Publicación de reflexión teológica y pastoral del Seminario Nazareno de las Américas