Proverbios 31:10-31
El mal se presenta de muchas formas en la cotidianidad existencial de los seres humanos. Al escuchar y analizar sus historias tan distintas nos damos cuenta de que la vida no es perfecta y que la maldad se proyecta de maneras diversas hacia toda la humanidad y en todas las dimensiones de la vida. ¿Se podrá hacer una propuesta inicial más esperanzadora para las mujeres que ya están casadas, pero también para aquellas que aún son solteras? ¿Podrá la mujer casada empoderarse para vivir un matrimonio que también la beneficie? ¿Cuál deberá ser la visión que la mujer empoderada será capaz de desarrollar sobre el matrimonio y su esposo?
A estas preguntas y muchas otras que pudiéramos formularos a lo largo de la experiencia particular y comunitaria de las féminas, nos interesa, principalmente, tener un fundamento seguro desde donde podamos realizar esta propuesta inicial de empoderamiento a la mujer casada. Siendo Proverbios 31:10-31 el ejemplo para muchos predicadores de lo que debería ser y hacer una mujer, nos proponemos partir de aquí con la mirada puesta en el desarrollo futuro de un diálogo sobre este tema.
Palabras clave:
Empoderamiento, mujer
Introducción
A lo largo de la historia humana, las mujeres han experimentado la maldad de diversas maneras. César Vidal en su libro La mujer y la Reforma presenta una breve reseña de la influencia de las culturas griegas y latinas en el trato hacia las mujeres muchos siglos antes de Cristo. Señala que el trato que recibían era utilitaria, entregadas en matrimonio antes de los 12 años, consideradas con un estatus similar a la de un niño y gobernadas violentamente por sus maridos, padres o hermanos1.
Por su parte, Castañeda en su libro El machismo invisible explica la gran división y desigualdad dentro de las relaciones matrimoniales que se profundizó gracias a la Revolución Industrial, a principios del siglo XIX, cuando los hombres comenzaron a trabajar en las fábricas en dónde percibían un sueldo y las mujeres permanecieron en casa en dónde el trabajo rutinario no era remunerado de ninguna manera.2
En medio de las imágenes distorsionadas sobre el matrimonio, el hombre y la mujer, la fenomenología del mal se manifiesta sobre la vida de las mujeres, haciéndoles creer que ellas no tienen poder, no tienen lo suficiente, no saben y tampoco valen.3 El matrimonio se vuelve cada vez menos atractivo para aquellas mujeres que quieren mantener su identidad individual. La imagen de un esposo indiferente y distante que gobierna y de una esposa subyugada que renuncia a todo para complacerle se convierte en la pesadilla que toda mujer quiere evitar.
En parte, esto ha llevado a las mujeres de las generaciones del siglo XXI a aplazar el tiempo para contraer matrimonio y la maternidad hasta un poco antes o después de los 30 años. Las mujeres jóvenes prefieren estudiar, trabajar, ganar dinero, viajar y experimentar varias parejas antes de comprometerse en una relación matrimonial que les cambiará la vida.
El espíritu del movimiento feminista que se hizo presente desde el siglo XIX y XX vuelve a aparecer, pero ahora, de diferentes maneras. No tan solo en un feminismo violento en donde se procura la erradicación de la identidad del hombre y se señala la masculinidad como sinónimo de opresión, machismo y patriarcado, sino también en un feminismo más académico. Sin embargo, el avivamiento de dicha ideología se debe, según lo señala Torjesen a que las culturas occidentales se construyeron en las tradiciones políticas y filosóficas de la Grecia clásica en donde la mujer siempre fue una imagen insignificante, pasiva, útil para la procreación exclusivamente.4
Desde esta perspectiva, la mujer ha sido despojada de toda fortaleza y poder sobre sí misma. Se le instruyó a depender de su padre o de sus hermanos varones para su cuidado y protección. Creció creyendo que ciertos roles o actividades no son para ella porque no tiene la capacidad para llevarlos a cabo. Fue formada, en muchas ocasiones lamentables, con el sentimiento de culpa de ser mujer y, por lo tanto, no valer lo suficiente para los varones que la rodean.
I. Contexto
Hablar del poema a la mujer virtuosa que se encuentra en el libro de Proverbios es evocar la imagen de una mujer ideal, perfecta e inalcanzable. Los predicadores han hecho de este poema un sermón para ser predicado el Día de las Madres, poniendo mayor peso sobre sus corazones al descubrir su realidad presente con el alto ideal de una esposa y madre como esta.
A. Conceptos teológicos de interpretación
Para cambiar la imagen que se ha trasladado hasta nuestros días hay que resolver ciertas cosas. Primero, establecer aspectos teológicos bíblicos que hablan de la mujer desde donde haremos nuestra interpretación. Segundo, comprender la composición literaria del libro de Proverbios. Tercero, conocer el contexto cultural en el que fue escrito el poema de la mujer virtuosa. Y, por último, introducir la definición y comprensión de la palabra “empoderamiento” tan usada en nuestros días.
El primer punto para tener en cuenta al realizar la interpretación bíblica sobre la mujer es comprender la realidad de su creación. Génesis 1 y 2 relatan la creación del orden bueno de Dios, haciendo el mismo día tanto al hombre como a la mujer (de acuerdo con el relato del capítulo 1). A pesar de que la narración del capítulo 2 pareciera que ha pasado un lapso más largo, no se puede contradecir con la creación del ser humano el día sexto. Ambos fueron creados por Dios a Su imagen y semejanza, con capacidades en común que le hacen amar, relacionarse, razonar y decidir.5 Sin embargo, la realidad equitativa entre el hombre y la mujer se vio distorsionada cuando ambos pecaron y se rompió la comunión que tenían con el Creador.
Esperanzadoramente, el Verbo se encarnó en la persona de Jesús, quien vino a restaurar la relación dañada tanto en el hombre como en la mujer. Jesús no tan sólo vino a liberar de la condenación eterna, sino a reestablecer la relación con Dios a través de la obra santificadora y poderosa del Espíritu Santo. Hombres y mujeres son capacitados y fortalecidos (empoderados) para tener la mente de Cristo y vivir en el mundo presente sabiendo que la gracia preventiva a través del Espíritu Santo está obrando en cada ser humano6 para combatir las manifestaciones del pecado en la vida individual, pero también estructural.
Las Escrituras, entonces, no tienen únicamente un pensamiento futurista espiritual, sino una transformación integral del ser humano que tiene sus efectos favorables dentro de su vida y su comunidad a través de la ley del amor. Jesús y, posteriormente Pablo y la iglesia primitiva, vieron esta imagen de Dios en las mujeres, quienes sirvieron con poder y capacidades del Espíritu a su sociedad del primer siglo.7
B. Literatura de Proverbios
Al acercarnos al estudio de Proverbios 31, nos es necesario entender la literatura del libro. Proverbios es una colección de refranes, reglas y principios hebreos que tiene como propósito el ofrecer sabiduría prudencial para el lector.8 Gordon D. Fee señala que «Proverbios usa un lenguaje figurado. Sugiere las cosas en vez de expresarlas con detalles… Para que el mensaje sea útil, el proverbio no se debe considerar al pie de la letra, ni con demasiada universalidad».9 Al tener esto en mente, debemos aproximarnos al estudio de este poema con esto en mente.
El poema registrado en Proverbios 31:10-31 es un acróstico. «Cada versículo comienza con una letra sucesiva del alfabeto hebreo, memorable y agradable al oído en hebreo»,10 pero que, al estudiarse literalmente, podemos percatarnos que la imagen de esposa que se presenta aquí es imposible de alcanzar y una pesada carga para las mujeres cristianas. El poema debe comprenderse como un poema diseñado para su fácil memorización, poniendo especial énfasis en la causa de porqué esta mujer es tan especial: porque teme a Jehová. Como consecuencia, todas las descripciones hiperbólicas que se presentan sobre la mujer quedan sujetas al principio expresado en el poema.
C. Contexto cultural de Proverbios
En el pensamiento de la monarquía en que fue escrito el poema de la mujer virtuosa, las mujeres, culturalmente, eran vistas para la procreación. Se cree que la edad de matrimonio de las mujeres era entre los 15 y 16 años, posiblemente sin una ceremonia concreta y más como un recibimiento de la mujer en casa del hombre al que ahora pertenecía.11 Berquist señala que las mujeres de Israel tenían el propósito de dar hijos, por lo que la poligamia en los adinerados aseguraba su descendencia y su poder como autoridad de su casa y familia, por lo que era común que un hombre tuviera varias esposas de diferentes edades.12
Al leer la literatura del Antiguo Testamento, especialmente en el período de los reyes de Israel, observamos que muy pocos nombres de mujeres son mencionados o que sus historias son pasadas por alto.13 Este hecho pueda darnos un poco más de claridad sobre el poco valor que la mujer judía tenía en aquellos tiempos, a pesar de las marcadas leyes sobre la protección de las vírgenes, las esclavas y las viudas que se mencionan en la ley mosaica.
Lo sorprendente del libro de Proverbios es que, a pesar de presentarse a dos tipos de mujeres muy contrarias: la ramera y a la virtuosa, se toma en cuenta a la mujer y se le alaba en un poema que es fácil de aprender en el idioma original del hebreo. En medio de una cultura donde las mujeres no son valoradas ni alabadas, el proverbista (que se desconoce quién es) alaba a una mujer empoderada, una mujer de carácter fortalecido y valioso.
D. Definir empoderamiento
La ONU en su objetivo 5 sobre la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas menciona el propósito de la búsqueda de igualdad en todos los sectores humanos a través de que las niñas y mujeres, así como los hombres y los niños, participen de protestas y acciones sociales en contra de algunos males sociales tales como el matrimonio infantil, el derecho a la salud sexual y reproductiva (aborto) y la presencia y participación de las mujeres en la política.
El movimiento feminista, en su gran mayoría, traducen el empoderamiento con la defensa de la individualidad de la mujer y el derrocamiento del hombre; así como poner a las mujeres en posiciones de liderazgo y poder por cuota en lugar de capacidad y fortalecimiento.
Siguiendo el análisis de Alvin Toffler, Jayakumar Christian propone una idea de empoderamiento que no es traspasar poder a la persona marginada, sino «implica un cambio profundo en la naturaleza misma del poder».14 Siguiendo su propuesta del reino de Dios como el poder fundamental que capacita a todos los que pertenecen a él, encontramos que las mujeres son empoderadas no por una transferencia de las capacidades que los hombres ponen en ellas o que los gobiernos pelean por establecer ciertas acciones sociales para fortalecerlas, sino por su pertenencia a este reino de Dios que lo domina todo y que, como seres humanos en quienes se ha restaurado la imago Dei por el poder del Espíritu Santo a través de la fe en Jesús, también han sido fortalecidas (empoderadas) para desarrollarse y transformar sus vidas, su relación de matrimonio y las estructuras sociales que las rodean.
II. La mujer de carácter empoderado
A la luz de todo lo anterior, vemos que la mujer que se alaba por el sabio en el poema de Proverbios 31, es una mujer que vive en su contexto social y cultural, pero que ha roto ciertas manifestaciones del mal en ella y su matrimonio.
A. Es una mujer que tiene poder sobre sí.
Gebara menciona que las mujeres que experimentan el mal desde sus contextos particulares han sido engañadas con el “no poder”, no pueden cambiar sus vidas rutinarias y cotidianas y tampoco pueden combatir lo imprevisible (ciertamente) de la vida.15 Ellas son infelices y codependientes de otros porque las manifestaciones del mal las encaminan y las hieren.
Vemos que la mujer del poema de Proverbios también tiene una vida sumergida en una rutina y cotidianidad. Se levanta muy temprano en la mañana, mientras aún está oscuro (Prov. 31:15a), prepara el desayuno, supliendo para su familia lo necesario (v.15b), se va a dormir muy tarde en la noche, asegurándose que todo esté en orden y en calma (v.18), ya que era costumbre que la esposa judía cuidara que la lámpara de aceite no se apagara durante la noche.16
La diferencia entre la primera y la segunda mujer es la actitud del carácter empoderado. La mujer saber que, aunque no puede controlar las circunstancias imprevistas de la vida y las exigencias culturales de su época, ella vive fortalecida, mostrando que tiene poder sobre sí misma, haciendo las cosas tanto con diligencia como con el gozo y placer de llevarlo a cabo. No hace las cosas porque debe, sino porque tiene poder para llevarlas a cabo con alegría.
B. Es una mujer que tiene lo suficiente.
Gebara presenta la realidad de muchas mujeres: el “no tener”. La pobreza es una realidad que carcome a nuestra sociedad y lleva a muchas mujeres a tomar medidas extremas para lograr suplir las necesidades de su familia de la alimentación y a la educación. La autora percibe el mal en la imposición social de dichas tareas cuando la mujer está marcada por el “no tener”17.
Al leer esta alabanza a la mujer empoderada, nos percatamos que su esposo era un líder en la ciudad. De igual manera, la búsqueda de lino y su vestimenta de tela de púrpura nos demuestra que esta es una mujer que tiene lo suficiente. Sin embargo, se esfuerza para trabajar con sus manos (v.13), para conseguir no tan solo dinero para contribuir a su casa, sino también para evitar la pereza que corrompe el carácter (Prov. 31:27b; 6:9-11).
La mujer empoderada echa mano de lo poco que tiene para tener más. No tan solo es un tema de tener o poseer dinero, sino, más bien, de usar adecuadamente las habilidades que ya posee. En el poema, la mujer tiene habilidad para el trabajo manual: escoge materia prima (lana y lino), los hila y después hace colchas, cinturones y ropa adecuada para cada temporada. Cose y diseña ropa tanto para su familia como para ella misma porque tiene la habilidad para hacerlo.
La mujer empoderada de nuestros días tal vez no tiene la habilidad de la costura, pero tiene muchas otras habilidades que, como parte de mostrar poder sobre sí misma tendrá que poner en práctica tanto para su beneficio personal como el de su familia a quien ama.
C. Es una mujer que sabe administrar con sabiduría.
En la actualidad, el “no saber” se muestra en la división de los campos del conocimiento como en los campos de la política y las ciencias dominada por los hombres, menciona Gebara.18 En su obra, presenta el caso de Sor Juana Inés de la cruz quien, en su deseo de aprender y estudiar, decidió hacerse monja para poder llevarlo a cabo en una época en que las mujeres únicamente podían ser esposas o monjas.19
El elogio a la mujer de carácter fortalecido de Proverbios nos muestra que ella sabe cosas que culturalmente no era del dominio de las mujeres. El verso 16 nos dice que ella sale de su casa para inspeccionar una parcela en donde va a sembrar. Hace negocios con el dueño y dispone lo que va a hacer. En el verso 18 nuevamente se nos dice que ella administra sus negocios, estas no son tareas que su marido le ha pedido vigilar, sino es algo propia de la esposa. Por último, su habilidad de fabricar ropa la llevan a comerciar con gente que va a llevar sus productos a otros lugares (v.24).
A pesar de que la cultura ubicaba a la mujer en la casa y en las actividades de la educación y el hogar, ella sale de casa para hacer negocios que le reditúan. Tiene el conocimiento de la administración económica al usar dinero de sus ganancias para hacer trato de comprar un terreno y sembrar una viña muy posiblemente para el beneficio de la familia y para comerciar también).
D. Es una mujer que vale más que lo material
La mujer en la actualidad está marcada por el “no valer”. Sus cuerpos son tomados como objeto tanto en su relación con los hombres, como con relación a otras mujeres con las que son comparadas o se comparan ellas mismas.20
Proverbios presenta a una mujer que es estimada a un muy alto valor. Esta es una mujer que no se compra con muchas piedras preciosas o metales valiosos, sino que ella debe ser hallada. La palabra “hallada” no indica que ella está perdida sin un hombre, sino que ella vale desde antes de estar casada. Es una mujer admirable porque sabe quién es y de qué es capaz, sea que esté soltera o casada.
La pregunta aquí es ¿qué es lo que hace tan valiosa a esta mujer? ¿Por qué ella no tiene comparación con lo valioso de las riquezas del tiempo de los monarcas?
III. El secreto y la recompensa
Cuando escuchamos sermones o estudios relacionados a este poema del Proverbios 31, se hace una larga lista de las cosas que las mujeres en la actualidad deben hacer para ser virtuosa. La palabra hebrea que se traduce como virtuosa es ishshah chayil que su correcta traducción es “mujer de fuerza”. Este adjetivo combina las ideas de buena moral y fuerza física y activa.21 Esta mujer ha construido un carácter fuerte o fortalecido a lo largo de su vida.
Sabiendo que sus padres le inculcaron buenos principios desde su infancia, al leer este poema no vemos a una esposa que vive tan solo lo que sus padres le dijeron que tenía que hacer una vez casada. Al contrario, ella es segura de sí misma, está dispuesta a hacer con diligencia y alegría, es compasiva tanto para dar, pero también para sostener al necesitado y refleja su creatividad a través de sus negocios.
Si el hecho de que ella sea esta mujer fortalecida no viene porque sus padres la obligaron, entonces ¿dónde radica su secreto? El proverbista dice que de su temor a Jehová (v.30b). El libro de Proverbios comienza con el llamado a temer a Jehová, que es el principio para ser sabio (1:7). Ahora, al final del libro, el mismo principio se refleja en esta mujer.22
El temor a Jehová es una reverencia profunda para guardar y cumplir los mandamientos del Señor. Quien los cumple recibe del Señor protección, sabiduría y protección.23 La mujer empoderada no es la que le quita el poder a su padre o a su esposo para que ella ejerza el poder sobre los demás y sobre sí misma, como lo señala Jayakumar, sino que es quien entra al reino de Dios reconociendo que Él reina24 sobre ella a través de la restauración de una relación amorosa que se rompió después de la creación.
La mujer que teme a Jehová es quien vive en esta relación amorosa y reverente con Dios, obedeciendo sus mandamientos porque ha aprendido a confiar en Él, pues ha adquirido la sabiduría que se exhorta para dejar de ser simples (Prov. 9:6). Es bajo el poder del reino de Dios que esta mujer se relaciona con su marido, con sus hijos, con los necesitados, con los mercaderes, con sus trabajadores y hasta con ella misma. Su relación con Dios es visible en su vida y en su actitud. No es que ella nació así, tampoco fue obligada a hacerlo; sino es que, a lo largo de su relación reverente con Jehová su carácter ha sido edificado en la sabiduría en cada área de su vida.
Como recompensa, la mujer tiene la protección y sabiduría de Dios que aplica en todos los aspectos de su vida, es esto que le da valor, que la hace ser valiosa y valorada por la gente que la mira y la conoce. También es recompensada por la voz de sus hijitos que la llaman “feliz”. Sus hijos ven en ella la sabiduría en las instrucciones que les imparte y el amoroso cuidado con que les exhorta. Su esposo vive confiando en ella, lo ha decidido y lo decide cada día porque la conoce; y no tan solo lo sabe, sino que se lo dice y la alaba en público. La recompensa de Dios es tan grande que incluso en las zonas que son dominadas por los hombres de su época, como las puertas de la ciudad, ella es alabada y reconocida por todo el bien que ha producido para su sociedad. Ella no es el resultado de lo que otros han hecho por ella, de lo que tiene o de lo que hace; ella es el resultado de la imagen de Dios restaurada en su vida al entrar en este reino de Dios.
Palabras finales
Algo que siempre se menciona o insinúa en las reflexiones sobre este proverbio es que la mujer hace y vive para complacer a su marido y ayudarle a lograr sus metas y sueños. ¿Cómo podría una mujer que teme a Jehová desaparecer su particularidad para lograr la de otro? ¿A caso Dios mismo haría que ella no sea reconocida por quien ella es y sí por lo que su esposo ha logrado ser por el trabajo de ella?
El pasaje comienza con una pregunta que la NTV cita “¿Quién podrá encontrar a una esposa virtuosa y capaz?” (Prov. 31:10ª). La pregunta no está enfocada en la esposa, sino en quien la busca. ¿Quién es capaz de encontrar a una mujer de este gran valor? El libro de Proverbios cierra con este valioso poema hacia la mujer que es admirada porque ha habido un hombre temeroso de Dios, que ha buscado la sabiduría, que no se ha dejado enredar por las artimañas de mujeres engañadoras, que ha sido diligente y esforzado en su trabajo y que ahora está delante de los líderes de la tierra como resultado de su carácter empoderado. Este es un hombre que escuchó el consejo de sus padres y que los honra. Es un hombre que no se acomodó a tomar la primera mujer buena que pudiera haber conocido, sino que se toma su tiempo para buscarla, dejándose guiar por la sabiduría que viene de Dios.
Este hombre no tan solo halló a una mujer temerosa de Dios, sino que ella así mismo halló a un hombre reverente de Él. Ambos fueron hallados. Ambos entraron en este reino de Dios desde su juventud en una relación dinámica, caminando en la sabiduría mientras construían el carácter en sabiduría.
Al encontrarse, vemos este hermoso poema que concluye el libro de sabiduría y, lo que encontramos no es a un hombre que brilla mientras hay una mujer en la oscuridad, encontramos a un matrimonio que confía uno en el otro, que cada uno brilla y se da honra el uno al otro. El verso 11 dice “el corazón de su marido está en ella confiado” quiere decir que él ha decidió confiar en ella, en lo que hace y a donde va. Esto habla tanto del carácter de su esposa como de sí mismo quien fue quien le propuso matrimonio.

© Dra. Keyla Blas Marrero
Teóloga wesleyana, profesora y pastora ordenada de la Iglesia del Nazareno enfocada en la formación y desarrollo teológico y espiritual práctico de la iglesia y de ministros para el pastorado.
Lic. Teología (SENAMEX, sede Tuxtla Gutiérrez), MSc en Desarrollo de la Iglesia (SENDAS, Costa Rica) y, actualmente, está llevando a cabo sus estudios doctorales en Teología en la Northwest Nazarene University en Idaho.
Su vida y ministerio han estado enfocados en la enseñanza, la consejería y el desarrollo de habilidades útiles para la iglesia tanto en México como en la comunidad hispana en los Estados Unidos. Keyla y su esposo Gemo han servido por poco más de 10 años en Casa de Gracia en el estado de Ohio, capacitando a la iglesia en el cumplimiento de su llamado y levantando una misión en Ecuador.
Referencias:
- César Vidal, «La mujer en el mundo en que surgió el cristianismo», en La mujer y la Reforma (Tyler, TX: JUCUM, 2022), 14-15. ↩︎
- Marina Castañeda, El machismo invisible (Ciudad de México: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019), 205-06. ↩︎
- Ivone Gebara, El rostro oculto del mal: Una teología desde la experiencia de las mujeres, trad. José Francisco Domínguez (Madrid: Trotta, 2002) 39-61. ↩︎
- Karen Jo Torjesen, Cuando las mujeres eran sacerdotes: EL liderazgo de las mujeres en la iglesia primitiva y el escándalo de su subordinación con el auge del cristianismo, trad. Jesús Valiente Malla, En los orígenes del cristianismo 10 (Córdoba: El Almendro, 1993), 233.
↩︎ - David Platt, «Un misterio profundo: El evangelio y el matrimonio», en Contracultura: Una llamada compasiva a la contracultura en un mundo de pobreza, matrimonios del mismo sexo, racismo, esclavitud sexual, inmigración, persecución, aborto, huérfanos, pornografía (Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, 2015), 153 ↩︎
- Theodore Runyon, La nueva creación: La teología de Juan Wesley para hoy, trad. Shirley Pulgar-Hughes (Nashville TN: Abingdon Press, 2006). ↩︎
- Vidal, «La mujer en el mundo en que surgió el cristianismo», 21-22. ↩︎
- Gordon D. Fee y Douglas Stuart, «La sabiduría: Entonces y ahora», en La lectura eficaz de la Biblia: Guía para la comprensión de la Biblia, trad. Jorge Arbeláez Giraldo (Miami, FL: Vida, 1985), 193. ↩︎
- Fee y Stuart, «La sabiduría», 195. ↩︎
- Ibid., 200. ↩︎
- Jon L. Berquist, «Matrimonio», en Diccionario bíblico Eerdmans, ed. Samuel Pagán, David Gómez Ruíz, y Marco Antonio Eduino Pereira (Miami, FL: Patmos, 2016), https://ref.ly/logosres/dccnrbibeerdmans?hw=MATRIMONIO&off=5357. ↩︎
- Berquist. ↩︎
- M. J. Evans, «Mujeres», en Diccionario del Antiguo Testamento: Históricos, ed. Bill T. Arnold y H. G. M. Williamson, trad. Rubén Gómez Pons (Barcelona: CLIE, 2014), 842-43, https://ref.ly/logosres/dccnrdltshstrcs?ref=Page.p+841&off=479. ↩︎
- Jayakumar Christian, El Dios de los desposeídos: Pobreza, poder y reino de Dios, ed. Centro de Investigaciones y Publicaciones (CENIP) (Lima: Puma, 2012), 225. ↩︎
- Gebara, El rostro oculto del mal, 47. ↩︎
- Berquist, «Matrimonio». ↩︎
- Gebara, El rostro oculto del mal, 39, 41. ↩︎
- Gebara, 52. ↩︎
- Gebara, 53. ↩︎
- Ibid., 57. ↩︎
- H. D. M. Spence-Jones, ed., Proverbs: The Pulpit Commentary (New York: Funk & Wagnalls Company, 1909), 597 ↩︎
- Milles Cutis, «Fearing God in the Old Testament», en Faithlife Study Bible (Bellingham, WA: Lexham Press, 2016), https://ref.ly/logosres/fsb?art=sidebar.faith&off=4702. ↩︎
- Cutis. ↩︎
- Christian, Dios de los desposeídos, 229. ↩︎
Bibliografía
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Castañeda, Marina. El machismo invisible. Ciudad de México: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
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Torjesen, Karen Jo. Cuando las mujeres eran sacerdotes: EL liderazgo de las mujeres en la iglesia primitiva y el escándalo de su subordinación con el auge del cristianismo. Traducido por Jesús Valiente Malla. En los orígenes del cristianismo 10. Córdoba: El Almendro, 1993.
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